Berlin In Situ

Sobre Berlin In Situ
Reconocemos algunos objetos por la forma que tienen... ¡desde lejos!
La experiencia real in situ de los objetos grandes, como edificios o monumentos, se contrapone a la imagen mental previa que en muchos casos tenemos de esos objetos, ya sea por nuestro bagaje cultural como por una previa preparación a la visita de dichos objetos grandes (como guías de viaje, postales, etc.).
Si esa experiencia real de estar en el lugar de un objeto grande la documentamos con una fotografía, una que abarque aproximadamente el mismo campo visual que la vista humana, el resultado suele ser una imagen parcial de más o menos difícil interpretación y en nada parecida a aquella que teníamos en mente, la cual está normalmente basada en imágenes tomadas por otros, desde la lejanía y con la intención de mostrarnos una vista completa y concreta del objeto.
Este conflicto en nuestro mecanismo de percepción entre nuestra propia experiencia y su imagen y esa previsualización de origen ajeno desencadena una serie de reacciones (habitualmente inconscientes) que van desde la fascinación de lo inusual de esas imágenes nuestras a la incomodidad o incluso el rechazo (propio o por parte de otros) de nuestra experiencia en favor del conocimiento previamente asentado y en cierto modo estandarizado.
Se establece así un juego entre lo completo y lo parcial, lo concreto y lo casi abstracto, entre lo ajeno y lo propio.